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Inteligencia emocional es un término que ha evolucionado hasta nuestros días desde que Daniel Goleman publicará su famoso libro. Ser emocionalmente inteligente es una facultad que es difícil de medir cuantitativamente. Lo podríamos definir como la capacidad que tienen las personas para gestionar sus emociones de forma adaptativa, sobre todo cuando se trata de tomar según qué decisiones o relacionarse con otras personas. Lo mejor de todo es que esta inteligencia emocional se puede aprender.

Se puede aprender inteligencia emocional

La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que es pueden aprender y desarrollar. Si desde pequeños fomentamos en nuestros hijos ciertas habilidades, estaremos ayudando a que consigan un desarrollo emocional adecuado.

Hemos hecho un resumen de las que pueden ser más importantes:

  1. Saber el motivo de sus propias emociones. Conocerse a sí mismo implica saber el motivo por el que está triste o por el que está contento. Es importante que los padres enseñen a los hijos a identificar qué hacen, qué dicen, qué piensan y qué sienten y también la causas, los motivos y las consecuencias de todo ello.
  2. Tener motivación propia. Consiste en ser creativos, tener intereses y tener ilusión por realizar determinadas actividades. El niño tiene que ser capaz de darse ánimos a sí mismo para seguir con las tareas que pueda emprender en la vida.
  3. Ser realista. Las personas tienen una gran capacidad de engañarse a sí mismas. Nos engañamos cuando fumamos sabiendo que es nocivo para la salud o ingerimos algún alimento sabiendo que no es saludable para nuestro cuerpo.
  4. Cumplir los compromisos. Los padres tiene a diario la oportunidad de demostrar a sus hijos que cumplen o no los compromisos que adquieren con ellos. Hay que enseñarles que cumplir los compromisos que adquirimos implica ser fiel a las promesas que realizamos y ser responsable y coherente con lo que se ha dicho.
  5. Tolerar las frustraciones. Cuando las cosas de la vida no salen como uno quisiera aparecen episodios de ira, enfado o tristeza. Desde pequeños debemos enseñar a nuestros hijos que deben aprender a tolerar esto, haciéndolo con razonamiento y ejemplos para que entiendan que no se puede tener todo en la vida.
  6. Llegar a acuerdos con los compañeros y con los amigos. Es necesario que dispongan  de un carácter flexible que les haga aceptar y respetar a los demás. La habilidad emocional hace referencia a que en una reunión para llegar a acuerdos la teoría debe ser que las dos partes ganen.
  7. Saber autorreforzarse. En el momento en el que el niño realiza una cosa bien debe saber enviar mensajes positivos de felicitación. Mensajes del tipo “que bien”, “lo he conseguido” son necesarios.
  8. Saber ver el lado positivo de las cosas. Emocionalmente es mucho más saludable adoptar una actitud optimista (realista) ante las cosas.
  9. Saber decir “no” cuando nos piden algo que no vemos razonable. Los padres tienen la tarea de enseñar a sus hijos esta habilidad y también a diferenciar lo que está bien o mal cuando atenta contra su integridad o intereses personales.
  10. Divertirse y pasarlo bien en el colegio. Es señal de buena salud emocional ser capaz de disfrutar de los juegos y de la relación con los demás. La diversión no puede estar reñida con el esfuerzo del trabajo diario.

Enseñar en casa estas habilidades hasta que nuestros hijos las aprendan es un trabajo importante que los padres deben tener en cuenta  para cuidar el futuro emocional de los hijos, hacerlos emocionalmete inteligentes.

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