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No son las experiencias de la vida, sino los pensamientos que te acompañan en dichas experiencias los que condicionan tu estado de ánimo.

 Nuestros pensamientos determinan en última instancia cómo te sientes y cómo actúas.

Cuando estamos en fase depresiva suelen aparecer una serie de pensamientos característicos que debemos reconocer para no dejarlos “campar a sus anchas”, pueden ser algunos de los siguientes:

  • Prestar atención a lo negativo. Se recuerdan de forma selectiva errores cometidos en el pasado, sin embargo se tiene mayor dificultad para recordar las vivencias positivas.
  • Personalización. Las personas depresivas tienden a sentirse responsables de todas las cosas que ocurren a su alrededor aunque no hayan participado en ellas.
  • Pensamiento dicotómico, todo o nada. Esta forma de pensamiento hace que la realidad sea juzgada de forma negativa. Si no se alcanza la categoría de perfección en todas las actividades que la persona realiza, el juicio que le sigue es el de desastre.
  • Generalización. Se sacan conclusiones globales de un detalle insignificante o de algo que ha sucedido puntualmente.
  • Conclusiones sin datos reales. Ocurre cuando de cualquier información incompleta se sacan conclusiones negativas.
  • Autoexigencias. Abusar de la expresión “debería de” o  “tengo que” genera sentimientos negativos cuando realmente no es posible cumplir con esa exigencia.

         Cuida la aparición de estos pensamientos, si notas que los utilizas procura cambiarlos por otros más positivos, porque son la causa de tus emociones de tristeza y desesperanza.

¡¡Encuentra la forma de lograr tu felicidad!!.

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