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Es necesario señalar que una gran parte de las actividades que se realizan durante la vigilia inciden de forma más o menos directa sobre el sueño. Desde este planteamiento  nunca debe ser abordado terapéuticamente el sueño como algo independiente, sino como una parte del ciclo sueño-vigilia.

No se puede hablar de forma precisa de que las actividades realizadas durante la vigilia sean siempre facilitadoras o inhibidoras del sueño. En este sentido, por ejemplo el hecho de realizar determinada actividad física como correr puede ser facilitadora del sueño o puede dificultarlo dependiendo del momento en el que se realice. De forma general no es conveniente realizar ninguna actividad física intensa justo antes de ir a dormir.

Pero en todo caso se pueden determinar algunas conductas que son facilitadoras y otras inhibidoras del sueño.

  • Conductas que no facilitan el sueño nocturno:
  1. Dormir durante el día.
  2. Realizar cenas copiosas.
  3. Realizar actividad física durante dos horas antes de ir a dormir.
  4. Realizar actividad laboral hasta el momento de acostarse.
  5. Resolver los problemas que han surgido ese día o los que tengo que resolver al día siguiente justo antes de ir a dormir.
  6. Utilizar la cama para hacer otra serie de actividades que no sea dormir o actividad sexual.
  7. Beber alcohol durante dos horas antes de acostarse.
  8. Fumar durante dos horas antes de acostarse.
  9. Consumir cafeína durante seis horas antes de acostarse.
  • Conductas que facilitan el sueño nocturno:
  1. Cenar alimentos ricos en triptófano como la leche, cereales, etc.
  2. Alimentarse de forma adecuada, evitar digestiones pesadas.
  3. Practicar ejercicio físico durante el día.
  4. Dejar de trabajar dos horas antes de acostarse y dedicar ese tiempo a hacer una actividad que implique tranquilidad, leer, ver una película relajante, etc.
  5. Saber poner fin a los problemas del día y continuar al día siguiente.
  6. Propiciar un dormitorio confortable con la luz adecuada, ausencia de ruidos, colchón adecuado, temperatura, etc.
  7. Mantener unos horarios estables y rutinarios para ir a dormir y levantarnos.
  8. Utilizar el despertador de forma que se evite estar pendiente o preocupados por quedarnos dormidos.

Es necesario señalar que en muchas personas la ansiedad es la causante de su dificultad para conciliar el sueño. Días muy estresantes conseguirán que esa noche resulte complicada para descansar de forma adecuada.

En estos casos se hace necesario intervenir de forma eficaz con técnicas específicas de relajación fisiológica que faciliten un estado compatible con el sueño. En otros casos son los pensamientos los que producen dificultad para dormir.

Recuerda que lo peor que puedes hacer para conseguir dormir es dejarte llevar por la impaciencia.

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