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En el proceso educativo de los hijos los padres son su modelo y referente, de tal forma que según sea  su actuación se conseguirá que crezcan con mayor o menor seguridad y felicidad.

Los niños deben tener claro cómo deberían ser sus actuaciones en determinadas situaciones, cómo debe ser su comportamiento. Pero no se conseguirán buenos resultados si los padres no les dan instrucciones de cómo lo deben hacer.

Cuando los padres enseñan a sus hijos cómo deben actuar en determinadas situaciones el niño se sumerge en un proceso de aprendizaje, mediante el cual aprende una serie de normas que les serán necesarias para el resto de su vida. En este proceso es tan importante marcar unos límites como reforzar adecuadamente aquellos aspectos en los que está avanzando.

Pero es necesario que los padres conozcan y adopten un estilo conductual adecuado para enseñar a los hijos estas normas adecuadas de actuación. Es necesario que las normas se marquen de forma clara sin espacio para las ambigüedades. Es importante quedarse convencido de que el niño lo ha entendido, así como reforzar aquello que haya conseguido.

Pero aun así los padres suelen caer en determinados errores que no hacen más que  provocar debilidad y falta de autoridad en sus actuaciones. Estos errores suelen ser los siguientes:

  • Permisividad. Es necesario enseñar al niño lo que es adecuado y lo que no lo es. Si aun sabiendo que el niño hace algo incorrecto no se le corrige se estará perjudicando su aprendizaje.
  • Ceder después de decir “no”. Si ya se ha decidido actuar el “no” es innegociable.
  • Si ha decidido un “si”, este si es negociable, por ejemplo es negociable el tiempo de refuerzo o incluso el reforzador en sí.
  • El autoritarismo. Se encuentra en el extremo opuesto de la permisividad. No se debe exigir, de esta forma se anulará la personalidad del niño.
  • Desacuerdo entre los padres. Siempre debe existir un acuerdo entre las normas que se dictan por los padres, nunca deberán desacreditarse entre ellos.
  • No es conveniente que el niño vea a sus padres fuera de control gritando. Esto puede convertirse en algo que refuerce la conducta inadecuada del niño.
  • No cumplir las promesas ni las amenazas. Es necesario actuar mediante promesas y amenazas adecuadas para que sea fácil cumplirlas y que se cumplan siempre.
  • No negociar. La negociación es muy importante y hacerlo de forma adecuada.
  • No escuchar. Siempre los padres deben escuchar las opiniones de sus hijos, esto es fundamental para que exista comunicación entre ellos.
  • No tener paciencia. Los cambios llevan su tiempo, la paciencia es necesaria.

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