Se han realizado muchos estudios sobre el aburrimiento en los niños, pues desde hace años los padres se exigen y se preocupan de que sus hijos no se aburran.
Los padres se pueden llegar a sentir culpables de que sus hijos se aburran, haciéndose responsables de no haber gestionado bien su tiempo o de no haber programado de forma correcta la actividades de manera que entiendan que han aprovechado su tiempo. Para conseguir esto los niños se integran en tres tipos de actividades fundamentales, actividades deportivas, música, inglés…
Tanto es así que nos encontramos con niños que no tienen tiempo libre para poder aburrirse. Es necesario señalar que no es negativo que se mantengan actividades como las que hemos dicho, pero sí es importante que los padres cuiden que sus hijos puedan hacer otro tipo de actividades extras o no programadas de antemano, pues si todo está tan estructurado llegan al final de la semana agotados, teniendo que renunciar a veces a horas de sueño porque el día no les da para más. Si llegan al fin de semana con tantas actividades pendientes de realizar, dedicar tiempo al juego o simplemente a estar tranquilos o incluso aburridos es imposible, pues es necesario que se pongan al día de todo lo que no dio tiempo durante la semana.
Pues bien, este planteamiento es totalmente equivocado, pero la solución no es que dejen de hacer cosas que puedan estimular y desarrollar sus capacidades, sino poder hacerlo en su justa medida, de manera que haya tiempo para todo, y también para aburrirse, pues del aburrimiento nace la creatividad, la imaginación, las relaciones personales tranquilas, la comunicación, la relajación, etc., y este no puede ser el entorno adecuado para que estas capacidades se desarrollen. Queremos hijos activos pero también debemos querer hijos capaces de crear, de inventar, de resolver, de divertirse con cualquier cosa, de pensar…
Quizás este sea un planteamiento que los padres deban hacer y dejen de estar tan ocupados por la agenda que permitan un tiempo para jugar y para hacer aquello que surja, según las inquietudes y capacidades de cada hijo.
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