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Uno de los problemas que más preocupan a los padres en la crianza de los hijos es que le cueste trabajo comer o simplemente que coman  demasiado poco  y que esto pueda afectar  a su salud.

Tenemos que recordar que el hambre es una necesidad fisiológica, casi un acto instintivo, pero comer correctamente es algo que hay que aprender, pues es un hábito,  y por ello todas las argucias que intentan los padres  para conseguir que el niño abra la boca son contraproducentes a la larga. Hay que seguir un método que le enseñe a comer bien, pero lo importante ante esto es no preocuparse en exceso, de manera que aprendan a   guiar y solucionar el problema. No se puede olvidar que los padres son los modelos para sus hijos, y serán los primeros en estimularlos, tendrán por ello que estar atentos para reforzar aquellas conductas adecuadas que vaya desarrollando el niño y ante las inadecuadas deben saber ignorar o modificarlas.

Recordaremos que reforzar el hecho de que el niño coma bien es simplemente un paso previo que posteriormente deberá mantenerse con  palabras de ánimo, elogios y felicitaciones una vez haya desarrollado una conducta adecuada. Siempre va a funcionar mejor esto que una regañina o poner malas caras.

Para esto hay que recordar unos conceptos:

1.-Ningún niño muere de hambre teniendo comida a su alcance.

2.-Que el niño prefiera algunos alimentos no quiere decir que no coma de los demás. Saber combinarlos puede ayudar.

3.-Afirmaciones como “en esto le parece a su madre, “es tan delicado como su padre”, perjudican y ayudan a que los hijos imiten los malos hábitos de sus padres.

4.-Establecer rutinas y rituales pueden ayudar mucho.

5.-Los grandes logros se consiguen paso a paso, es importante empezar con pequeñas cantidades y pequeños objetivos.

Cosas que no se deben hacer nunca:

  1. Tener una idea preconcebida de la cantidad que debe comer el niño.
  2. Estar ofreciendo comida a todas horas con la excusa de que no ha comido lo suficiente.
  3. Es totalmente desaconsejable que coma entre lloros.
  4. Ir probando alimentos hasta que él decida cuál quiere.
  5. Disfrazar los alimentos con salsas o condimentos.
  6. Es totalmente desaconsejable obsesionarse con el tema.

Recomendaciones básicas:

  1. Escoger un lugar donde siempre se coma fuera de bullicios y distracciones.
  2. Será siempre una persona o a lo sumo dos las que se encarguen del proceso de enseñanza del hábito de comer.
  3. Es fundamental trabajar la motivación y el refuerzo positivo.
  4. Trabajaremos el hábito de las tres comidas principales: desayuno, almuerzo y cena.
  5. Los padres no deben mostrarse inseguros ni dubitativos, pues esto hará fracasar el intento.

El método recomendado consiste en que una vez se ha escogido el lugar adecuado y se ha hecho el trabajo de motivación, se sienta al niño delante del plato, se espera a que empiece a comer, si el niño se resiste y una vez pasados 5 minutos se retira  la comida y se le levanta de la mesa, volviendo  a la actividad anterior. A los 10 minutos se vuelve a intentar y si no se consigue el objetivo volvemos a retira la mesa. Evitar pensar que estamos ante un caso de anorexia infantil.

No se intentará más de tres veces seguidas y si esto es así ya no comerá nada hasta la próxima comida, donde se le ofrecerá lo que consideremos oportuno, sin buscar aquel alimento que el niño demande porque le gusta.

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención psicológica o médica  directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares.

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