Los padres trabajamos para que nuestros hijos sean felices. Por eso debemos de tener cubiertas sus necesidades básicas de descanso, higiene y alimentación. Las necesidades afectivas de los niños también deben contar durante su infancia y su adolescencia.
Para ayudar emocionalmente a nuestros hijos, necesitamos que experimenten el afecto de sus padres. Así se adquiere la autoestima y la seguridad que necesitan para permitirles alcanzar su propia autonomía personal.
Evitar el chantaje emocional
Por supuesto, dar el afecto necesario a un niño no significa ser excesivamente tolerante ni sobreprotegerlo. El niño se sentirá querido a pesar de que alguna vez se le reprenda por su actitud.
Es muy importante el refuerzo positivo y premiar los logros así como las conductas correctas que realizan los niños. A la larga, reforzando este tipo de conductas, se mantendrán a lo largo de los años.
Consejos para ayudar emocionalmente a nuestros hijos
Debemos ser conscientes de la necesidad que los padres tenemos hacia nuestros hijos de proporcionales unos modelos a seguir que sean adecuados y que les ayuden a conseguir ser adultos felices. Para ello es importante que aprendan a conocer sus emociones.
Enumeramos algunos aspectos indispensables para que esto se consiga:
- Dirígete a él siempre en términos positivos, no lo descalifiques, si hace algo mal enséñalo para que la próxima vez consiga hacerlo bien.
- Muéstrale tus emociones sin temor o vergüenza, dile cuánto lo quieres y abrázale, así conseguirás que se sientan apoyados.
- Enséñale a que exprese lo que siente, la forma más eficaz de aprendizaje de los sentimientos es con el ejemplo de los padres.
- Que exprese sus dudas y sea crítico es algo importante para desenvolverse en la edad adulta. Anímale a que lo haga.
- Se exigente con ellos porque así desarrollarán todo su potencial. Pero también debes reforzar sus logros.
- Deja que sea él quien resuelva sus problemas. Debes estar ahí para ayudarle, apoyarle u orientarle, pero deja que sea él quien se esfuerce, de otro modo no aprenderá.
- Dedica el tiempo que estés con él a ayudarle, escucharle y atenderle en sus necesidades. El tiempo que estás con él se mide por la calidad y no por la cantidad.
- Proponle responsabilidades, exígele aquellas cosas de las que se pueden responsabilizar, así se sentirán importantes y necesarios además de ayudarle a instaurar este hábito.
- No hagas comparaciones con los demás hermanos, cada hijo tiene sus virtudes y defectos, pero no deben entrar en rivalidad sino propiciar que consigan los objetivos por ellos mismos.
- Hazlo partícipe en conversaciones de casa, déjalo que opine y que de su punto de vista de las cosas.
- Actúa siendo un buen modelo para él, no le exijas cosas que los padres no realizan.
Estos pequeños consejos en cuanto a la actuación que como padres debemos desempeñar con nuestros hijos ayudarán a conseguir objetivos emocionales que aunque no se vean a corto plazo serán muy visibles a largo plazo.