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A veces tenemos la  sensación, a pesar de tener un buen trabajo y una familia unida  con la que  disfrutamos  y nos hace sentir feliz, de que nos falta algo más para sentirnos bien.

En muchas ocasiones no somos conscientes de que nos exigimos al máximo para ser buenos profesionales, para ser padres ejemplares o amigos de confianza, pero no tanto en organizar y disfrutar de nuestro tiempo libre de manera que disfrutemos también al máximo y desconectemos de nuestras actividades diarias.

Según van pasando los años, vamos dejando las actividades de ocio, supeditándolas a la improvisación, nos dedicamos básicamente a hacer las actividades rutinarias, incluso a veces frecuentando siempre los mismos lugares, dejando a un lado muchas de las cosas que nos gustan de verdad y nos hacen disfrutar. A veces además, culpabilizamos por ello a la pareja y en otras ocasiones a los hijos, pero en la inmensa mayoría de las ocasiones, estas razones no son nada más que excusas.

¿Qué debemos hacer para que esto no ocurra?:

  • Estructurar bien el tiempo del que disponemos.
  • Hacer una lista de aquellas actividades o hobbies que hemos ido dejando de hacer.
  • Ver de una forma realista qué puedo ir haciendo en función de mi horario y  responsabilidades,  o sea, de mi realidad.
  • El tiempo libre debe ser algo creativo donde el cambio de actividad y las personas implicadas nos haga disfrutar.
  • Si son actividades compartidas con la familia y amigos proponerlas con antelación, de manera que los demás también puedan ir organizándose en sus actividades.
  • Intentar cambiar de actividades, lo que motiva en un momento dado en otro es ya aburrido y monótono.
  • Recuerda que cuando son actividades compartidas hay que saber ceder en algún momento.
  • Cuantas menos actividades hacemos menos nos apetece
  • Las actividades de ocio y tiempo libre no tienen por qué implicar un gasto económico, solo hay que ser ingenioso. A veces el dinero es otra excusa.
  • Si el ánimo no está demasiado bien o tenemos algún problema, ya sea laboral o personal, y siempre que se pueda compaginar, se deben seguir haciendo aquellas actividades de disfrute porque, sin lugar a dudas, nos ayudarán a sobrellevarlo mejor.
  • Cuando el ánimo no es demasiado bueno, el esfuerzo por hacer actividades gratificantes debe ser grande, porque nos ayudará a superar el bache y nos daremos cuenta de que antes de hacerlo no  nos apetece, pero cuando lo estamos haciendo nos alegramos del esfuerzo realizado.
  • La vida no puede ni debe limitarse al trabajo y responsabilidades como la crianza de los hijos y tareas domesticas, sabiendo compaginar se pueden hacer muchas cosas.

Solo si somos exigentes también en nuestro tiempo libre, tendremos  sensación de bienestar y por supuesto empezaremos a ser un poco más FELICES.

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