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El vaginismo.

Cualquier intento de penetración vaginal supone unos niveles altos de ansiedad y tensión que solo desaparece cuando cesa el acercamiento, por lo que se refuerza la conducta evitativa y esto hace que se  mantenga la sintomatología  propia de la disfunción.

La reacción del hombre ante esto es compatible con la frustración por la imposibilidad  de la penetración,  con mucha frecuencia  siente también  rechazo. Es también probable que `pueda desarrollar una impotencia secundaria como reacción al problema de la pareja.

Entre las causas del vaginismo nos podemos encontrar un componente físico, en el que existe una patología de los órganos genitales que hacen  dolorosa la penetración,  entre ellos nos podemos encontrar: himen rígido, endometriosis, enfermedades inflamatorias de la pelvis, atrofia senil de la vagina, relajación de los ligamentos uterinos, tumores pélvicos, hemorroides, etc. En estos casos, conseguir  la remisión de los síntomas de estas patologías es esencial para el tratamiento del vaginismo.

Entre las causas psicológicas de la disfunción, según Master y Jhonson,  podría venir causada por distintos factores, como una educación excesivamente estricta, haber padecido algún tipo de violación, así como haber aparecido como una reacción a un problema de impotencia de la pareja. Lo cierto es  que cualquier estímulo negativo que pueda ser asociado al acto sexual puede desencadenar la adquisición de esta respuesta.

El tratamiento más eficaz consiste en descondicionar estos efectos negativos de forma paulatina mediante una serie de ejercicios tanto individuales como en pareja, que ayudan a corregir el espasmo y la tensión de la musculatura que interviene en la entrada vaginal. Para esto es determinante eliminar la evitación fóbica que posee la mujer a la penetración.

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