Algunos niños parecen tener un detector de situaciones o aspectos negativos, por lo que aunque tengan muchas cosas positivas en su vida, están continuamente comentando las negativas, centrándose solo en aquellas. A pesar de los empeños de sus padres en que sea feliz, no lo consigue y siempre encuentra algo por lo que quejarse.
Para estos niños las cosas son buenas solo si son perfectas, cualquier contrariedad es motivo para arruinar un día o una tarde. Conoce más sobre la infelicidad infantil y enseña a tu hijo a ser feliz.
El negativismo en niños
El negativismo no es igual que la tristeza o la depresión, sino un estilo cognitivo, una forma de entender y enfrentarse a la vida. Es una forma de centrarse en aquellos aspectos no tan buenos de las cosas o en aquello que no le satisface del todo aunque todo lo demás haya sido perfecto.
Cuando nos encontramos con un niño que presenta esta dificultad, el objetivo no debe ser conseguir que deje de quejarse, sino que aprenda a ser más tolerante ante las contrariedades, sobre todo si no son relevantes, haciéndole ver que debe centrarse en los aspectos positivos de las cosas.
Los niños aprenden de sus cuidadores
Es frecuente que este estilo de pensamiento se de en el seno de familias en las que de forma general o particularmente algunos de sus miembros presentan esta forma de ser y de entender la vida, por lo que en la mayoría de las ocasiones el niño lo único que ha hecho es aprender esa percepción negativa de los acontecimientos del día a día a partir del patrón de conducta familiar.
Cómo enseñar a tu hijo a ser feliz
Estas son unas pautas que puedes fomentar para ayudar a tu hijo a que sea feliz o que al menos disfrute de los aspectos más positivos de la vida:
Sé feliz tú mismo
Parece una obviedad, pero es fundamental sentirse felices y mostrarlo para animar a tu hijo con el ejemplo. Muchas veces los padres son el espejo donde se miran los hijos y tienden a imitar todos sus comportamientos.
Muéstrate optimista
El optimismo es una manera de protegerse de la infelicidad. No todas las personas somos optimistas por naturaleza, cambiando la forma en que vemos y afrontamos los problemas, ayudaremos a nuestros hijos a seguir el mismo comportamiento, haciéndolos más felices.
Los pequeños necesitan autodisciplina
Está demostrado que la autodisciplina en los niños les hace tener mayor éxito a diferencia de la inteligencia. Cuando hablamos de autodisciplina, nos referimos a la capacidad del niño de retrasar las gratificaciones.
Los niños más disciplinados están más preparados para afrontar la frustración y el estrés. Resumido en pocas palabras, los niños más disciplinados tienen más exito escolar y una mayor felicidad.
Reconocer las emociones negativas
En la vida de un niño se dan momentos de alegría pero también momentos de dolor y tristeza. Reconocer estos sentimientos dolorosos no es algo negativo. Aunque parezca algo contradictorio, aceptar estos sentimientos aumenta la capacidad de disfrutar de la vida y los momentos felices cuando se presentan.
Cuando hace falta terapia
La terapia más eficaz para este tipo de alteración es la terapia cognitiva, con la que se les enseña a adquirir y utilizar nuevas estrategias para pensar y ver las cosas de una forma más gratificante.
Si se observa este problema, se recomienda consultar con un especialista en psicología infantil para que ayude al niño a aprender a disfrutar y a que sea capaz de ver todo lo que ésta le ofrece. Este estilo cognitivo, tanto en niños como en adultos se puede cambiar modificando los pensamientos, consiguiendo así el objetivo de ser más felices.
Si necesitas más consejos, te recomendamos leer: Estrategias para una convivencia positiva: «Convivir con una persona depresiva: descubre cómo hacerlo de manera comprensiva y amorosa.»
Leyendo el artículo entiendo que es lo que le ocurre a nuestro hijo menor. No entendemos su pesimismo a pesar de que sus padres le animamos en todo lo que hace.
Hola Carmen, puede que sea un comportamiento pasajero, le ocurre a muchos niños. En caso de que siga así durante meses, puede ser buena idea ponerse en manos de profesionales. Un saludo