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El hecho de decir lo que no gusta o no estamos de acuerdo es fundamental y necesario, existiendo dos motivos importantes para hacerlo. El primer motivo intenta conseguir que lo que no gusta sea corregido  y el segundo motivo es un ejercicio de descarga del enfado que supone esa actuación inadecuada o errónea.

La diferencia entre los motivos para hacer la crítica es obvia, con el primero lo que se quiere conseguir es cambiar algo que haga sentir mejor a quien hace la crítica y de esta forma consigue un beneficio. El segundo motivo es diferente, porque puede provocar una discusión o que el otro se sienta invadido o afectado por algo que no ha gustado de él.

En este sentido la crítica constructiva consiste en que se explique de forma razonada  el motivo por el que la actuación realizada no es adecuada o correcta, de manera que sin entrar en valoraciones personales de quien lo haya realizado, se consiga crear en ella una motivación e ilusión por cambiarlo y hacerlo de manera más adecuada y mejor.

Si la persona que recibe la crítica constructiva piensa que su error se debe  a algo personal, como a una falta de conocimientos o de capacidad para realizar el proyecto de forma adecuada, entonces no se conseguirá más que crear frustración y autolimitaciones que impedirán que lo vuelva a intentar.

La crítica constructiva tiene que cumplir unas reglas básicas, como las siguientes:

  • Ser muy explícito. Cuando se hace una crítica no debemos quedarnos en decir a nivel global  lo que se ha realizado de forma inadecuada, sino concretar  cuáles son las cosas que ha hecho mal.
  • Explicar alternativas. Es necesario que se comunique adecuadamente la forma de realizar la tarea. Explicar la alternativa que consideremos correcta.
  • Establecer una comunicación personal. No es conveniente que la crítica se realice de manera impersonal, mediante escrito o mensajes de teléfono. La crítica constructiva hay que realizarla cara a cara, pues la comunicación no verbal, gestos, miradas, etc. es necesaria en esta situación.
  • Utilizar la empatía. Es necesario que se evalúe, conforme se vaya avanzando en la expresión de la crítica, la actitud del receptor y cómo va reaccionando personalmente a nuestras exigencias. Crear un nivel elevado de ansiedad no sería aconsejable, es conveniente que lo que le decimos sea entendido y aceptado sin que provoque un rechazo.

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