En estos días hemos visto que la prensa ha hecho mención a determinados hechos de violencia que han protagonizado los padres cuyos hijos jugaban una competición deportiva amistosa, que bajo ningún concepto debería haber dado lugar a episodios de violencia como los que se dieron.
¿Por qué ocurre esto?
El deporte en general, entendido como tal, debe ser valorado positivamente como una actividad saludable y necesaria.
Pero ¿qué ocurre si lo utilizamos inadecuadamente para dar rienda suelta a nuestros impulsos y nos refugiamos en él para que salgan como “caballo desbocado” todas nuestras frustraciones y la carga negativa producto de nuestro estrés? No hemos parado a pensar qué pensarán nuestros hijos de nosotros si nos ven así, desbordados, alterados hasta un nivel insospechado. Posiblemente ellos no nos reconocerán, quizás se sientan incluso culpables de lo que está pasando y a veces incluso podemos servir de modelo para que ellos en otros momentos puedan actuar de esta manera descontrolada y negativa para todos.
Toma de conciencia.
Tomar conciencia de que la actuación con nuestros hijos debe ser entendida como la más exquisita de todas aquellas actuaciones que llevamos a cabo a diario es importante. Se olvida pensar cómo nos verán nuestros hijos, porque ignoramos las consecuencias que nuestra actuación puede tener en ellos, sin embargo solemos cuidar nuestra actuación con nuestro jefe, con nuestros empleados, con nuestros amigos, con las personas que se cruzan cada día con nosotros.
La competitividad.
Formamos parte, como un eslabón más, de un mundo competitivo, con altas exigencias, que nos hace generar una cantidad increíble de estrés cada día y que debemos aprender a canalizar de forma adecuada. Realizar algún tipo de deporte aeróbico es una actividad que ayuda a manejar mejor nuestra tensión acumulada y nos libera. Pero de la misma forma debemos cambiar el enfoque competitivo en este aspecto, si seguimos compitiendo también ahora no cesaremos de cargarnos aún más de ansiedad, y cuando llegue a un nivel máximo saldrá de forma desbocada irremediablemente. Para ello es necesario recordar que la competición más sana es la que se realiza con uno mismo. Recuerda que a la cima no se llega superando a los demás sino superándote a ti mismo.
El control y manejo adecuado de la ansiedad es algo que todas las personas deberíamos aprender para sentirnos mejor y para evitar situaciones como estas que en estos días nos han sorprendido en prensa y que quizás son bastante más frecuentes de lo que deberían.
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