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El síndrome de Hikikomori fue definido en el año 2000 por el psiquiatra japonés Tamaki Saito para referirse a un trastorno de adaptación social que algunos individuos sufrían debido a un aislamiento voluntario  de su entorno.

Apareció por vez primera en Japón y se entendió  en un principio que era producto de la forma de vida y la cultura japonesa, pero en estos últimos años se están diagnosticando casos también en Europa y en otros continentes.

Para poder determinar el diagnóstico, quien lo padece debe mantener un aislamiento social durante un tiempo mínimo de seis meses, donde el aislamiento social es evidente. Suele ocurrir dicho aislamiento cuando la persona se recluye en su habitación de manera  que apenas se comunica con su familia, llegando a salir únicamente para alimentarse, en ocasiones tampoco realiza la comida en familia sino también en su habitación.

Con esta actitud acaba aislándose de sus amistades, estudios, trabajo y de todo aquello necesario para su desarrollo emocional y personal en general.

El perfil de la persona que sufre este síndrome es un chico joven, varón, con estudios de grado medio o superior, con un perfil  introvertido, pocas habilidades de comunicación con los demás y sensación de escasa integración en el medio social, que llega a percibir como hostil.

Por otro lado, en diferentes estudios se ha visto una relación con otras patologías, llegando incluso a pensarse que este síndrome no es en sí una patología, sino que aparece como consecuencia de algún otro trastorno. Tiene una elevada relación con los trastornos de ansiedad, depresivos  y trastornos psicóticos como la esquizofrenia.

El inicio del trastorno se asocia a una cultura exigente y competitiva. El fenómeno aparece como respuesta a una necesidad de aislarse del entorno que le genera un elevado nivel  de estrés al que no puede hacer frente.

La reclusión puede ser progresiva, donde el individuo  va poco a poco aislándose  de los amigos, deja de asistir al colegio y acaba por encerrarse en su habitación que pasa a ser su zona de seguridad, con la única relación con el exterior, a veces, mediante internet.

A partir del año dos mil dieciséis se ha acrecentado el número de casos en nuestro país, de manera que empieza a ser un trastorno bastante generalizado para el cual aún no existe una terapia eficaz establecida, pero siempre será necesario realizar un diagnóstico adecuado y buscar un apoyo psiquiátrico y psicoterapéutico.

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