Un elevado número de personas que acaban en la consulta del psicólogo han acudido previamente a su médico de familia por diversos síntomas que le acarrean determinado malestar significativo.
Normalmente el profesional de la salud en primera instancia trata de determinar la causa y descartar alguna afección de origen físico. En el caso de que, una vez hecho el diagnóstico no se aprecie causa alguna de origen fisiológico será cuando se derive a salud mental para evaluar otras posibles causas de origen psicológico.
Bien es cierto que existe una sintomatología general específica que puede hacer pensar a priori en una causa emocional de los síntomas, pero siempre se hace necesario descartar otras causas.
Se habla de trastorno de somatización cuando se dan una serie de síntomas somáticos que requieren un tratamiento farmacológico y que además repercute negativamente en la actividad normal de la persona que los padece.
Algunos síntomas frecuentes en este trastorno son dolor abdominal, vómitos, diarrea, intolerancia a determinados alimentos, inapetencia sexual, dolores en diferentes partes del cuerpo, mareo, ceguera, alteraciones auditivas, pérdida de memoria, etc.
Para diagnosticar un trastorno por somatización el profesional debe valorar ciertos aspectos tales como el inicio y la duración de los síntomas o el deterioro personal que produce. En el caso del dolor, debe haber un tiempo determinado en el que el dolor se mantiene en determinadas zonas del cuerpo. Debe de existir también sintomatología no dolorosa como vómitos, náuseas, diarrea, que deberán aparecer durante la alteración.
También deberá aparecer en el transcurso de la alteración alguna sintomatología de la esfera sexual, como inapetencia, disfunción eréctil, eyaculación retardada o precoz, en la mujer menstruaciones irregulares, pérdidas menstruales excesivas, etc.
Otros síntomas que también pueden aparecer en el transcurso del trastorno y que son necesarios para su diagnóstico son la aparición de sensación de pérdida de equilibrio, mareo, sensación de nudo en la garganta, pérdida de conciencia, etc.
Es necesario tener en cuenta que solo un síntoma de los descritos o un grupo de ellos no determinan por sí mismos un diagnóstico de trastorno de somatización y solo un profesional cualificado estará en disposición de realizar un diagnóstico adecuado y proporcionar un tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico eficaz.
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