Muchos adolescentes, tras haber superado sus cuatro años de educación secundaria obligatoria deciden no seguir estudiando un bachillerato, sino cursar un curso de formación profesional medio, bien para poder seguir estudiando la formación profesional o directamente ponerse a trabajar en lo que siempre le ha gustado.
Los adolescentes que cursan bachillerato tienen que decidir qué estudiar cuando hayan acabado esta etapa, pudiendo escoger entre una carrera universitaria o una formación profesional de grado superior. Tienen dos años para decidir hasta que llegue el momento de realizar la prueba, la selectividad, en la que consiguen la nota para poder estudiar lo que quieren.
Cuando ya estemos cerca de finalizar los estudios anteriormente nombrados debemos plantearnos las siguientes preguntas:
¿Qué me veo haciendo en el futuro? ¿Qué trabajo me gustaría desempeñar y dedicarle todo mi tiempo?
Tras responder a estas preguntas y todas las que nos surjan relacionadas con nuestro futuro debemos pensar muy bien y meditar acerca de nuestras preferencias, sabiendo qué es lo que se nos da bien y lo que no tan bien. También podemos pedir ayuda a nuestros profesores, ellos pueden orientarnos teniendo en cuenta nuestro nivel académico y son los mejores para orientar. Cuando ya tengamos todo eso claro tenemos que informarnos acerca del centro en el que queremos estudiar, su oferta académica, precios, etcétera.
Cuando ya lo tengamos finalmente decidido tenemos que dar el paso más fácil, que es la matriculación, ver todas las asignaturas que vamos a tener durante los años que dure nuestra formación y sobretodo, con mucho optimismo puesto que iniciamos unos estudios superiores que nos abren paso a nuestro futuro profesional.
Otro aspecto a tener en cuenta será la salida profesional que ofrezca nuestra elección. Este aspecto no deberá determinar nuestra decisión pero estar informados de estas posibilidades laborales ayudará a que durante los estudios se adopte un enfoque más enriquecedor que aumentará la motivación durante los años de formación académica.
Es importante saber que la motivación y la ilusión por trabajar en la profesión que elijas son los motores más poderosos capaces de hacer conseguir tus objetivos.
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