La impotencia.
Para comenzar diremos que el uso del término “impotencia” no es adecuado, porque además se antoja peyorativo. Si decimos que la impotencia se debe a una alteración que impide la erección del pene se debería denominar disfunción eréctil.
La disfunción eréctil puede tener su causa en una alteración física o psicológica. La disfunción eréctil de origen psicógeno puede ir asociada a un descenso de la líbido y dificultades para eyacular, pero la principal alteración se basa en que los mecanismos reflejos vasculares no son capaces de bombear la cantidad de sangre a los cuerpos cavernosos del pene, necesaria para mantener al pene en un nivel de erección que permita mantenerse firme.
La ansiedad juega un papel fundamental en ese caso, donde las expectativas my exigentes ante la relación sexual genera una serie de pensamientos que en muchas ocasiones concluye en una disfunción eréctil. Un exceso de control sobre el mecanismo reflejo que debe producir la erección no hace más que entorpecer el funcionamiento.
Existe mucha diversidad en cuanto al momento en el cual aparece esta disfunción, hay hombres que no puede alcanzar la erección en los momentos anteriores al coito, en otros casos el nivel de erección es el adecuado pero en diversos puntos de la respuesta sexual el pene se vuelve flácido, puede ser en el momento previo al coito, durante el coito o justo después de la introducción.
Otros hombres son capaces de mantener una erección mientras están vestidos pero cuando se desnudan y exponen su cuerpo a la pareja sufren esta alteración de la erección. En otras ocasiones los hombres sufren la disfunción eréctil cuando dominan ellos la relación sexual y a veces aparece la disfunción cuando son las mujeres quienes dominan la relación. Hay ocasiones en que la disfunción es ocasional y solo aparece en situaciones concretas.
Pero a nivel clínico se determinan solo dos grupos de disfunción eréctil, la primaria que se diagnostica cuando el hombre nunca ha tenido una erección ante ninguna mujer, aunque si pueden haber tenido erecciones durante la masturbación o en otras situaciones, y la disfunción eréctil secundaria en la que habiendo tenido una respuesta sexual satisfactoria anteriormente se deja de tener en un momento determinado.
En este sentido diremos que el pronóstico para la disfunción eréctil secundaria es mucho mejor para la primaria, que suele estar asociada a trastornos psiquiátricos graves o alteraciones fisiológicas.
La creación de relaciones fuertes ayudan a gestionar estas situaciones de ansiedad o depresión, construye relaciones fuertes y comprensivas: «Explora la importancia de la empatía al convivir con una persona depresiva.»