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Los padres dedican una parte muy importante de su tiempo a la crianza, cuidado y educación de sus hijos. Pero llega un momento en el que éstos crecen y se independizan. Esta realidad no llega a veces a ser entendida y genera entonces  emociones negativas.

Suelen aparecer entonces una serie de sentimientos encontrados, con más incidencia en las mujeres que en los hombres, debido a que son ellas las que, con mayor dedicación han desarrollado esta tarea, sin bien es cierto que en los últimos tiempos esto está cambiando y el hombre está aumentando significativamente su nivel de implicación en la atención a sus hijos, por lo que es de esperar que en los próximos años este proceso afecte a  hombres de manera similar que a mujeres.

Los sentimientos que aparecen con más frecuencia son:

  • Soledad.
  • Sentimiento de “vacío”.
  • Percepción de que su función en la familia ha acabado.
  • Sentimiento de que ya “no son útiles” para los demás.

Estos sentimientos son compatibles con un estado de ánimo depresivo, pero a veces perdura demasiado en el tiempo, por lo que en este caso se hace necesaria la intervención de un especialista en psicología.

Para abordar estos sentimientos y  evitar que lleguen a afianzarse es conveniente tener en cuenta lo siguiente:

  1. No vivir esta etapa como el fin de algo sino más bien como el inicio de un nuevo periodo donde se promueva una relación distinta con los hijos, una relación de adultos que si se cuida puede aportar muchas satisfacciones.
  2. Es necesario no poner el objetivo en dirigir la vida de los hijos, ellos deben decidir por sí mismos e incluso  equivocarse.
  3. Es importante saber encontrar los momentos para hablar con ellos y también escucharlos. Deben sentir el apoyo de los padres, pero también deben conocer nuestras inquietudes, ya son adultos.
  4. Saber aceptar sus relaciones de pareja y no vivirlas con rivalidad. El amor hacia los padres es compatible con cualquier otro tipo de amor. Si se pretende la exclusividad quizás se provoque distanciamiento.
  5. La agenda de todos, padres e hijos suele ser complicada, por ello es positivo propiciar momentos de encuentro familiar. Los cumpleaños, aniversarios y otros acontecimientos relevantes son fechas estupendas para propiciar reuniones familiares.
  6. Para que todo esto sea posible es necesario que en el momento en que se comienza a disponer de más tiempo debido a la independencia de los hijos, se busquen actividades alternativas y hobbies que antes no se podían realizar por falta de tiempo, como salidas con los amigos, deporte, visitas culturales, viajes, etc.

Solo si se atiende de forma adecuada al cuidado físico y emocional se conseguirá una buena salud psicológica, con lo que también se logrará que las relaciones personales y familiares sean positivas y enriquecedoras.

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