- Las personas que confabulan cambian sus invenciones por momentos, es decir, cuando pasa algún tiempo, que pueden ser unos minutos u horas, la persona desconoce cuál fue su ficción anterior.
- La confabulación es realizada por la persona que la padece sin que tenga un proceso previo de preparación, es decir, que improvisa el relato sobre la marcha y sin pensarlo.
- Ante cualquier pregunta que una persona cercana pueda realizarle el enfermo puede comenzar fácilmente a confabular, dada su tendencia y facilidad para ello.
- La persona que confabula no es consciente de la falta de realidad de su relato, es decir, no es un falseamiento consciente ni intencionado.
- En el momento en que se confronta la inexistencia de los sucesos descritos la persona que confabula no sigue manteniendo con seguridad la veracidad de dichos acontecimientos.
Suele aparecer en pacientes que tienen problemas de memoria, algún tipo de alteración de la memoria de carácter cualitativo y que tienden a querer llenar con estas confabulaciones sus lagunas mnésicas o los vacíos de información a nivel cognitivo. Con esta actuación pretenden aparentar una normalidad fingiendo una historia irreal. No obstante es complejo encontrar y dar una explicación genérica al proceso de aparición de las confabulaciones.
Hay que diferenciar la confabulación de las historias irreales elaboradas por los mitómanos o los que recurren a la mentira patológica, los cuales elaboran estas historias por el motivo de llamar la atención y mantener una ficción que le hace sentir bien y obtener cierto grado de estima.
Los mitómanos construyen sus historias de forma más elaborada e incluso las viven sintiendo que forman parte de ellas. No suelen cambiar de temática tan fácilmente. Es necesario señalar que la naturaleza psicopatológica de estos dos acontecimientos fantásticos es muy distinta.